Interesante reflexión de Enrique Dans en su blog sobre la necesidad de utilizar software libre en las escuelas:
La autoridad educativa gubernamental del Reino Unido, Becta, ha publicado un informe titulado “Microsoft Vista and Office 2007“,
en el que desaconseja de manera clara e inequívoca la adopción del
sistema operativo y la suite ofimática de Microsoft en las
instituciones educativas británicas (Information Week, Barrapunto), por suponer un coste elevado e injustificado a cambio de unos beneficios muy dudosos, discutibles y poco claros.El tema me trae a la cabeza algo para mí mucho más relevante que un
simple “quítame allá esas licencias (algo que aunque para Microsoft
puedan llegar a suponer unas pérdidas de millones de dólares en el
sector público británico, no deja de ser un problema exclusivamente de
la compañía y no nuestro). El problema va mucho más allá, y es ni más
ni menos que el ver qué estudian tus hijos, sobrinos o primos en esa
asignatura de su colegio denominada “Informática” o “Tecnología”. El
resultado que te encontrarás, a poco que solicites el temario, resulta
completamente desolador: en un número preocupantemente elevado de
casos, la supuesta asignatura de “Informática” consiste en su gran
mayoría ni más ni menos que en cursos para enseñar a los niños a
manejar el Office de Microsoft, el Word, el Excel y el PowerPoint,
impartidos además por un profesorado habitualmente carente de la
cualificación necesaria para impartir la asignatura, y que en gran
medida por ello prefieren apoyarse en esos “cursillos pre-empaquetados”
que les resultan sumamente sencillos de enseñar con una formación
mínima. ¿Qué ocurriría si la asignatura de Matemáticas fuese impartida
por alguien que ha recibido “un cursillo de matemáticas mediante el uso
de la calculadora Casio”, y en lugar de intentar enseñar a los niños
los fundamentos y principios de la asignatura, les enseñase únicamente
a teclear operaciones de una forma determinada, que puede cambiar en al
siguiente version?
La situación de la denominada “Informática” en los colegios evoca completamente aquella obra maestra de Pink Floyd, “Another brick in the wall“,
en el que los niños iban pasando por una cadena de cintas
transportadoras que los terminaba trasladando a una máquina para picar
carne: ¿quién y en qué momento decidió que algo tan importante como la
futura formación tecnológica de nuestros hijos iba a consistir en
enseñarles el manejo de los productos de una empresa privada, que
resultan además tener una filosofía que aleja al usuario del verdadero
conocimiento tecnológico? Seguramente no sea éste un mal momento para
leer aquel texto de Richard Stallman del 2003 acerca de porqué las escuelas deberían usar exclusivamente software libre, y para intentar entenderlo desde un punto de vista neutral y alejado de toda visión talibán o sectaria.
No se trata de que haya que enseñar a los niños Linux en lugar de
Windows. Resulta absurdo intentar reducir el problema a un razonamiento
tan simplista. Se trata de ser capaz, mediante los profesores
adecuados, de transmitir lo que de verdad está detrás del nombre de la
asignatura: cómo funciona una máquina, cómo entenderse con ella, cómo
extraerle un valor, y cómo hacerlo, además, de una manera completamente
independiente a la versión de sistema operativo o los programas que
tenga a bien tener instalados. Enseñar a los niños que la “Informática”
consiste en utilizar Windows y Office es crear una visión completamente
distorsionada de la realidad, el auténtico sueño húmedo de una empresa
a la que hemos permitido servirse de un profesorado inadecuado y de
nuestras instituciones educativas para crear “obreros especializados”
únicamente en el manejo de sus herramientas. Una empresa que
proporciona esas herramientas a las escuelas con grandes descuentos
para poder después seguir vendiendo las licencias a los usuarios para
utilizarlas en sus casas o una vez que terminan esa fase de su
educación, que intenta convencernos de que enseñar algo diferente
supone “aislar” a los niños o “no prepararlos para la realidad
empresarial”, una idea completamente falaz en sí misma y con un
peligrosísimo componente de profecía autocumplida: “(si me permitís
hacer esto), eso es lo que pasará”.…
Puedes leer el artículo completo en el blog de E. Dans.